Contenidos Generales y Contenidos Religiosos
La formación religiosa
La incorporación de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas nacionales no sólo representaba la continuidad de una práctica existente, sino que, desde el gobierno peronista implicaba una determinada formación ética y moral (Pittelli y Somoza, 1997) que se articularía con los valores nacionales y con las figuras de Eva y Perón.
A partir de los planes de estudio analizados para el período, se observa efectivamente la existencia de la asignatura Religión y/o Moral (esta última para los no católicos) con una carga horaria de dos horas semanales en cada año. El dictado en forma obligatoria de esta materia en todas las escuelas (públicas, primarias, postprimarias, secundarias y especiales del país), respondió a la ley 12.978 de 1947 (que ratificó al Decreto Nº 18.411 de 1943). Por esta norma, los padres debían manifestar "en expresa oposición por pertenecer a otra religión" en caso de no querer que sus hijos asistieran a clases de religión católica. Estos alumnos debían asistir a clases de moral, que, sin embargo contemplaban una formación de tipo religiosa. En el plan de estudios de Moral (1948) se establecieron como contenidos, entre otros, la "existencia del alma, el hombre como un ser espiritual", "Noción de existencia del Ser Supremo. Dios autor de todas las cosas".
Se dispuso que fueran los maestros de grado los que impartirían las clases de religión, siempre que fueran católicos.
Esta reglamentación restringía el poder de las autoridades eclesiásticas en materia religiosa, por lo cual los grupos católicos "democráticos" no estaban satisfechos con esta normativa (Bianchi, 2002). Además, los grupos católicos consideraban que la religión debía constituirse como la columna vertebral de la educación, atravesando las demás asignaturas, y el espíritu mismo de la educación fuera y dentro de la escuela.
Otros problemas de la implementación de esta ley se derivaban de la fuerte formación laicista de los maestros así como las resistencias en las escuelas que consideraban que la educación pública debía ser neutra en materia religiosa. Además, hacia la segunda presidencia de Perón, se aprobaron libros de texto y programas de estudio que exaltaban las figuras de Perón y de Eva, articulándolas con contenidos y figuras religiosas.
La incorporación de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas nacionales no sólo representaba la continuidad de una práctica existente, sino que, desde el gobierno peronista implicaba una determinada formación ética y moral (Pittelli y Somoza, 1997) que se articularía con los valores nacionales y con las figuras de Eva y Perón.
A partir de los planes de estudio analizados para el período, se observa efectivamente la existencia de la asignatura Religión y/o Moral (esta última para los no católicos) con una carga horaria de dos horas semanales en cada año. El dictado en forma obligatoria de esta materia en todas las escuelas (públicas, primarias, postprimarias, secundarias y especiales del país), respondió a la ley 12.978 de 1947 (que ratificó al Decreto Nº 18.411 de 1943). Por esta norma, los padres debían manifestar "en expresa oposición por pertenecer a otra religión" en caso de no querer que sus hijos asistieran a clases de religión católica. Estos alumnos debían asistir a clases de moral, que, sin embargo contemplaban una formación de tipo religiosa. En el plan de estudios de Moral (1948) se establecieron como contenidos, entre otros, la "existencia del alma, el hombre como un ser espiritual", "Noción de existencia del Ser Supremo. Dios autor de todas las cosas".
Se dispuso que fueran los maestros de grado los que impartirían las clases de religión, siempre que fueran católicos.
Esta reglamentación restringía el poder de las autoridades eclesiásticas en materia religiosa, por lo cual los grupos católicos "democráticos" no estaban satisfechos con esta normativa (Bianchi, 2002). Además, los grupos católicos consideraban que la religión debía constituirse como la columna vertebral de la educación, atravesando las demás asignaturas, y el espíritu mismo de la educación fuera y dentro de la escuela.
Otros problemas de la implementación de esta ley se derivaban de la fuerte formación laicista de los maestros así como las resistencias en las escuelas que consideraban que la educación pública debía ser neutra en materia religiosa. Además, hacia la segunda presidencia de Perón, se aprobaron libros de texto y programas de estudio que exaltaban las figuras de Perón y de Eva, articulándolas con contenidos y figuras religiosas.
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